Resurrección

En unas horas tendré 34 años. Cuando llegue a los 33 sabía que no era una edad cualquiera. Sabía que era la edad de mi resurrección.
Este año que se va fue absolutamente crítico.
Una gran crisis que aún hoy persiste pero que me sirvió para morir.
He muerto. Y he vuelto a la vida.
Ha sido uno de los peores años de mi vida. Pero el resultado es una persona nueva. Se que no es definitiva. Espero morir y nacer muchas veces en esta vida. Para evolucionar.
Aún asi, el cambio es rotundo. No soy la misma ni volveré a serlo.
He muerto y he estado un rato largo en el fondo. He podido ver mis miserias y tomarla una por una y tratar de conocerlas. Descubrirlas y transformarlas. Todas me sirvieron de escalón. Escalón para surgir de nuevo a la superficie.
33 años es la edad de la resurrección y asi la tomé cuando llegué. Y ahora que este año se va, puedo decir que estoy volviendo a vivir.
He podido lograr cosas que jamás pensé que lograría. He podido creer en mí de una forma que pensé que no era posible.
Puedo decidir sobre mis propios pies. Tengo estabilidad. Puedo hacer y deshacer. Puedo equivocarme. Puedo fallar. Lo que no puedo hacer es no hacer.
Puedo incluso temer. Pero aún asi, voy. Camino. Ando. Sigo.
Por fin puedo ser más auténtica. Mas respetuosa. Sobre todo de mi misma. De mis deseos, de mis necesidades. Puedo ser quien quiero ser. Puedo ser lo que necesito ser.
Sin miramientos y sin intentar agradar a nadie.
Muchos han quedado atrás. No todos estan listos para que la gente cambie. Crezca. Sobre todo si es una mujer. Y una que ha sido lo suficientemente sumisa como para que abusen de ella, su amor, su confianza y su paciencia.
Pero no me importa. Solo me acompañarán quienes hayan podido comprender el proceso. Y quienes tengan ganas de seguir acompañándome.
Y habiendo hoy renacido siento que no le debo nada a nadie. Y por sobre todo, no le debo pedir perdon a nadie por haber elegido mi camino y haberme transformado en la mujer que soy ahora.
La niña buena ha muerto
La niña obediente ha muerto
La niña absolutamente miedosa ha muerto
La joven que se avergonzaba de si misma ha muerto
La madre que creía hacer todo mal ha muerto
la niña/ joven/ mujer que odiaba su cuerpo han muerto
Un proceso que duró 34 años y que no tiene fin. Todo es como debe ser. Todo lo que deba ser, será.
He llegado. He revivido. Habran paso. Esta soy yo. Le guste a quién le guste. Ya no pido permiso, me lo dan al verme llegar.


Comentarios

Publicar un comentario

Entradas populares